11.26.2011

Oh capitalismo

He descubierto algo: que sólo siendo parte activa del capitalismo puedo odiarlo. Sí, desde hace pocos meses me he vuelto un peón más de una empresa de servicios norteamericana que  me ha subcontratado para atender a sus clientes vía telefónica.

Me he dado cuenta de cosas interesantes, como, por ejemplo, que la gente es más pendeja de lo que mis prejuicios me hacían creer. Pero el desprecio hacia el sistema económico operante no viene sólo por tener que limpiar sus deshechos, sino porque, ahora que soy un miembro más de las masas que trabajan para la minoría multi-millonaria, soy víctima también de las trampas del sistema que te pueden hacer perder el sentido común apelando a uno  tus más humanos y básicos instintos como lo es: el tener cosas chidas


Sí, antes, con el feudalismo, las personas que podían tener cosas relativamente buenas eran sólo los monarcas, la nobleza y a veces los caballeros. En realidad, con el capitalismo no cambia mucho la cosa: sigue habiendo masas ignorantes y hambreadas alejadas de los lujos que la vida contemporánea puede proveer, pero ahora, esas masas ignorantes y hambreadas gracias a la poderosa industria manufecturera y de servicios que ellos sostienen pueden tener esas mismas cosas que pobres diablos como ellos fabrican o proporcionan. 

La cosa es la siguiente, ni tú ni yo podemos pagar realmente todo lo que se fabrica u ofrece como servicio, las empresas lo saben, pero necesitan vender sino todo se va a la mierda, por eso existe el crédito, las promociones, las rebajas y todo eso. Y sí, te hacen perder el sentido común volviéndote un idiota más que algúna día le llamará a un joven como yo reclamándole por los recargos que se generan cuando no se paga a tiempo. Sí, tienes el maldito riesgo de no comprender que con tu sueldo puedes cubrir las necesidades básicas y tal vez un poco más.


La lección es simple, no te dejes llevar por el puto sistema queriendo ser cómo los demás comprando ropa de marca a crédito o super rebajada, la verdad, lo más probable es que no te quede bien porque has de estar pinche feo, gordo o deforme. Aprovecha haber nacido en un país tercermundista y visita los tianguis y consigue ropa y complementos que te harán ver como un individuo... o por lo menos disimularán tu falta de belleza.


Y si lo tuyo es conseguir cosas cool, maldita sea, aprende un oficio y trabaja duro para tener el maldito dinero y comprarlo.


Sí, amigo, tal vez no naciste hace 500 años siendo un campesino jodido sin embargo, desgraciadamente tuviste que trabajar en un restaurante transnacional de comida rápida sirviendo hamburguesas a niños obesos, pero, mierda, aún así tuviste mucha suerte, porque si puedes leer esto, quiere decir que no perteneces a los miles de millones de personas que siguen viviendo como hace más de 10 mil años.


Aprovecha lo poco que tienes o ve y enfrenta al sistema aunque mueras mientras defiendes tu principios... o te rocíen de gas pimienta y se sienta feito...


Sí, me cago en el capitalismo y aunque sé que algún día valdrá madres, de momento me mantengo en él con bajo perfil disfrutando de las cosas que puedo y entendiendo que son aún más efímeras que yo.

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